La deliciosa comida del mar

De niño, frecuentemente viajaba con mi familia a la playa. Principalmente al Golfo. Ahi conocí la mayoría de las formas en que los Chilangos comemos los mariscos y el pescado. Todo era muy sabroso, pero sin duda lo que más disfrutaba era el cóctel de camarón al natural, es decir, sin catsup. Pues bien, así pase muchos años de mi vida, disfrutando de vez en vez de esa deliciosa comida del mar. Un buen día, mi Sensei, me invitó a comer mariscos. El restaurante al que fuimos resultó ser especializado en comida del mar, pero del Mar Pacífico. Ninguno de los platillos me resultaba familiar, salvo por los cócteles, el pescado empanizado o los camarones al mojo de ajo. Pues bien, ese día conocí el callo de hacha; extraordinario manjar del cual es mejor no saber su procedencia. Al poco tiempo conocí el pescado a las brazas, el pulpo mongól, los mejillones horneado al vino blanco, las chimichangas de barrilete y un largísimo etcétera.
Al tiempo me di cuenta que para hacer un buen cóctel, basta tener buenos camarones, pulpo u ostiones. Sin embargo, para hacer un buen guiso de mariscos es necesario muchas más cosas, sobre todo, imaginación. Ahora pienso que los pescadores, quienes por cierto cocinan increiblemente bien, inventaron e inventaran tantas formas de comer el pescado y los mariscos, porque sus ingredientes básicos son limitados.
Para hacer el cuento corto, hace un tiempo aprendí, en la tele, cómo preparar los tacos de marlin ahumado. Después de unos cuantos intentos y superando con cada cazuela a la anterior, consolidé el Mundialmente Famoso Marlin Ahumado de Mario; que modestia aparte, me queda muy sabroso.
Así pues, sin más preámbulo hoy quiero hacer público que preparé unas deliciosas albondigas de camarón. Por lo tanto, amigos Chilangos (y también los que viven en Cuautitlán) con gusto compartiré tan exquisito platillo, el día que ustedes gusten, con el afán de seguir difundiendo por el mundo la deliciosa comida del mar.