jueves, septiembre 01, 2005

Al Son que me tocó bailar...

Recién leí el blog de mi hermano Aldo. Contaba una de nuestras experiencias de adolecentes, una de esas que ahora te dan risa, pero que en su momento eran tan importantes como para hacerte vivir, luchar, esforzarte. Aldo es poeta, cuentista, periodista, editor, literato, crítico de arte, amante de la música, pero sobre todo es un devoto contador de morraya. Sí, morraya. Pese a que cuenta excelentes cuentos, anédotas y chistes, su verdadera vocación es contar monedas. Prefiere que sean de distinta denominación. Pero si son de diferentes países el conteo se vuelve, para él, un ritual casí místico. Para contar se pone todas las monedas en la palma de la mano y comienza a separarlas con el pulgar, produciendo un ruidito por demás cadencioso. Aldo hace muchos otros ruiditos. Por ejemplo cuando camina, algo en la bolsa de su amplio pantalón suena como un cascabel: sus llaves. Un enorme manojo de llaves acompañado de hartos llaveros. "Si tienes muchas llaves, debes tener muchos llaveros", pensaría cualquiera. En fin, lo importante es que aparte de hacer ruiditos, hace musica. Boleros, tangos, sones y huapangos. Por supuesto rocanrol. Del bueno, de ese que nos gusta. Su musica esta plasmada en las letras que tan dedicadamente acomoda para hacer su poemas, sus cuentos, sus revistas, sus artículos y sus críticas. Su música es un Son que afortunadamente, me tocó bailar...
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